viernes, 31 de agosto de 2012

Electrólisis en el arte: Obra de A. Kiefer en el Guggenheim



De entre las muchas aplicaciones con que cuentan los procesos electrolíticos, procesos en los que se fuerza un cambio químico redox a base del consumo de energía eléctrica que en forma de corriente continua se hace pasar por una cuba electrolítica, podríamos repasar rápidamente bastantes posibilidades. Entre ellas, las reducciones de metales muy reactivos como los alcalinos y alcalinotérreos,  donde a partir de sus formas oxidadas en compuestos varios, mayormente sales y óxidos, se pueden obtener dichos metales en forma pura, así, por ejemplo, el caso del sodio. Esto también vale para la industria del aluminio que se obtiene a partir de la reducción de sus minerales criolita y bauxita. Sin olvidar que de la electrólisis también nos valemos para purificar metales, para la obtención de ciertos compuestos como la sosa caústica que sale de electrolizar sal común en disolución acuosa y dejar que el sodio obtenido reaccione con el agua, o todo lo que tiene que ver con muchos procesos de recubrimiento como los galvanizados a base de cinc, que tanta importancia tienen en la protección frente a la corrosión, plateados como la alpaca, dorados, cromados y un largo etcétera.
Pero ahora no quería más que comentar, anecdóticamente eso sí, que visitando el Guggenheim Bilbao me ha llamado la atención, dentro de la exposición de los fondos de la colección permanente, la presencia de una obra de Anselm Kiefer,  que ya expuso profusamente su obra en el mismo museo en el 2007, y que bajo el título de "Tierra de los dos ríos" y sin entrar ahora en valoraciones sobre su significado y valor artístico que no me corresponden, parece ser, según la ficha técnica que acompaña a la obra, que ha sido obtenida a base de (copio literalmente): Emulsión, acrílico, plomo, sal producida por electrólisis y condensador de placas de zinc sobre lienzo.

Aun desconociendo los detalles de cómo ha sido aplicada la electrólisis a la realización del lienzo sí que me parece curioso mencionarlo por lo que tiene de aplicación original de los procesos electrolíticos más allá de los industriales arriba mencionados. Aunque bien es verdad que ya desde el siglo XIX se viene practicando la técnica del grabado electrolítico entre las técnicas artísticas, de la cual podemos consultar aquí una práctica sencilla basada en ella.